sábado, noviembre 23, 2024
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La leyenda del Pájaro Toh

El pájaro Toh es una singular ave de colores vivos que habita en cuevas y cenotes de la península yucateca y sus alrededores, dicen que es de buena suerte observarlo y que no cualquier persona tiene el privilegio porque pasa mucho tiempo guardado.

Según la leyenda que ha pasado de generación en generación en la zona maya, este pájaro era un ave muy arrogante, no quería conseguir su propio alimento, ya que era considerado como una especie de la realeza.

Las demás aves lo admiraban, lo veían tan brillante y delicado y su larga cola de muchos colores lo hacía verse tan bello como el mismísimo Rey Kukul, lo que lo volvió muy presumido y orgulloso.

Nunca trabajaba, iba a las profundidades de la selva y todo el día se la pasaba presumiendo su plumaje a otras criaturas. Toh mandaba a los demás a traerle comida, con la excusa de no maltratar su hermosa cola colorida.

De pronto, una tarde las nubes negras en el cielo se juntaron anunciando la tormenta, las aves se reunieron para idear una estrategia para protegerse y a cada una se le dio una tarea que debía hacer mientras pasaba el temporal.

Cada una de las aves tenía su tarea, los tucanes, pericos, guacamayos y el carpintero traían ramas para reforzar el refugio. La chachalaca y el pavo de monte llevaron ramas más grandes y pesadas. Los pajaritos más pequeños juntron pasto y plantitas para cubrir el refugio, las palomas y golondrinas tejían las ramitas para hacerlas fuertes.

Toh no quería hacer ninguno de esos trabajos, decía que no era un obrero, sino que pertenecía a la realeza. Las demás aves le rogaban apoyo, y Toh indignado dijo que estaría entre los constructores del refugio.

Toh acostumbrado a que otros trabajen para él se sintió enseguida fatigado y fue a esconderse a una de las grietas de una pared de piedra, ahí se acomodó y se quedó dormido esperando que todos terminaran de construir el refugio y pasara la tormenta. En lo que no se fijó es que su cola había quedado colgando de fuera.

La lluvia llegó y por fortuna no fue tan fuerte y pronto les ofreció tregua. Las aves cantaban de gusto de no haber sufrido demasiado. El Pájaro Toh voló junto con los pájaros reales a su lugar favorito para posarse entre la selva. Como siempre, el Toh se colocó en el lugar más alto del grupo para que pudieran admirar su hermosa cola de la que siempre estuvo orgulloso.

Uno de los pájaros reales comenzó a reirse y señalaba la cola de Toh, todas las demás aves lo vieron y al ver su cola pelona con unas cuantas plumas en la parte final rieron y le decían: “¡Tu cola está arruinada, seguramente la dañaste cuando trabajaste tanto como dices!”

Al mirar Toh su cola desnuda, se sintió muy mal, no le quedó más que reconocer que no estuvo trabajando, no podía soportar que sus amigos supieran la verdad. Su orgullo pudo más que él y se alejó volando hacia la parte más inaccesible de la selva. Ahí cavó un hoyo y se metió.

Hasta el día de hoy, el Pájaro TOH permanece como recluso en la selva, evita a las otras aves y hace su casa en agujeros de las cuevas.

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