La historia del henequén en Yucatán es una narrativa de auge y transformación que ha dejado una huella profunda en la identidad cultural y económica de la región. Conocido como «oro verde», el henequén, una planta de agave, se convirtió en el motor económico de Yucatán a finales del siglo XIX y principios del XX, situando al estado en el mapa mundial como el principal productor de fibras duras.
El henequén llegó a Yucatán en la época prehispánica, pero fue durante la era colonial y, especialmente, en el Porfiriato, cuando su cultivo y producción se expandieron exponencialmente. La demanda internacional de fibras para la fabricación de cuerdas, sacos y otros productos industriales convirtió a Yucatán en un epicentro de prosperidad. Grandes haciendas y plantaciones emergieron, y la economía local floreció, dando lugar a una clase de terratenientes conocida como los «henequeneros».
Esta bonanza económica, sin embargo, también trajo consigo desafíos sociales y económicos. Los trabajadores del henequén, muchos de ellos indígenas mayas, enfrentaron duras condiciones laborales y explotación. Las haciendas funcionaban casi como feudos, con los peones endeudados a perpetuidad, lo que condujo a tensiones sociales que eventualmente se manifestaron en movimientos de resistencia y cambio.
El declive de la industria del henequén comenzó a mediados del siglo XX, cuando las fibras sintéticas empezaron a sustituir a las naturales en el mercado global. La caída de los precios y la competencia internacional precipitaron una crisis en el sector henequenero, afectando gravemente la economía de Yucatán. A pesar de los esfuerzos por modernizar la industria y encontrar nuevos mercados, el cultivo del henequén nunca recuperó su antigua gloria.
Hoy en día, el legado del henequén en Yucatán sigue presente. Las antiguas haciendas henequeneras se han transformado en sitios turísticos y culturales, ofreciendo un vistazo a la opulenta y compleja historia de la región. Además, la fibra de henequén ha encontrado nuevos nichos de mercado en la artesanía y productos ecológicos, reviviendo, en pequeña escala, una tradición que una vez definió la vida en Yucatán.
La historia del henequén es, en esencia, una historia de transformación y resiliencia, un testimonio del impacto que un solo cultivo puede tener en la vida de una región y su gente.