El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) comenzó a arrestar a inmigrantes como parte del plan de deportaciones masivas impulsado por el presidente Donald Trump. Esta medida se dio a conocer tras la firma de órdenes ejecutivas que buscan expandir los centros de detención, castigar a las ciudades santuario y permitir operaciones en escuelas, iglesias y hospitales para localizar a indocumentados.
Tom Homan, zar fronterizo, declaró que las 25 oficinas regionales de ICE están priorizando la persecución de inmigrantes indocumentados con antecedentes delictivos. Aunque no se han reportado redadas específicas, el gobierno está preparando la infraestructura necesaria para deportar a millones de personas, una promesa de campaña del presidente Trump.
El Departamento de Seguridad Interna anuló restricciones que limitaban los operativos migratorios en lugares sensibles como escuelas e iglesias. En un comunicado, la institución advirtió que estos espacios ya no serán refugios seguros para criminales. Asimismo, una de las órdenes ejecutivas firmadas instruye al gobierno a cortar fondos federales a ciudades santuario que protegen a inmigrantes indocumentados.
Trump también busca fomentar la «autodeportación», incentivando que los migrantes se marchen voluntariamente. Además, el presidente ordenó al secretario de Defensa colaborar con el secretario de Seguridad Interna en tareas logísticas, como la habilitación de centros de detención y transporte para las deportaciones.
Expertos señalan que estas medidas fortalecen el rol de las fuerzas armadas en la frontera, lo cual excede las funciones históricas asignadas a los militares en estos operativos. No obstante, defensores de los derechos de los inmigrantes y organizaciones como la ACLU ya han presentado demandas para frenar estas acciones. También destacan que el derecho a la ciudadanía por nacimiento está protegido por la Constitución, lo que podría complicar los planes de la administración.
Con información de La Jornada
bvp